7 de agosto 2023. Después de Safranbolu, nos vamos a Estambul!

 

La noche es tranquila a pesar del tumulto de gente que deambula. Tenemos que levantarnos un par de veces por la perra y nos sorprende ver gente paseando hasta las tantas de la madrugada… parece que les va la vida nocturna a estos turcos!!



Desayunamos con calma el bizcocho que nos dieron ayer la familia de turcos camperistas y nos vamos a pasear por la ciudad y la isla antes de que haga demasiado calor. La ciudad está despertando y todavía no hay apenas turistas. Pasamos por el precioso puente romano a la isla y paseamos por sus calles. Es una pena que las casas no estén mejor cuidadas porque esta ciudad tiene unas posibilidades infinitas!!





Hay casas de madera de estilo otomano, pero ya muy viejas y destartaladas… algunas las han recubierto de chapas para protegerlas y ahora están todas oxidadas… Aún así, la ciudad conserva su encanto y disfrutamos mucho la visita.










Pensábamos pegarnos un baño antes de salir, pero el mar está algo embravecido y decidimos emprender camino hacia Safranbolu, nuestro próximo destino. La carretera 755 pasa por el parque nacional de KURE DAGLARI MILLIPARKI, subiendo y bajando altas montañas y por un paisaje verde que bien podría ser del País Vasco… Ríos de montaña, esta vez sí, con cantos rodados, circulan por el final de los valles y así poco a poco vamos llegando a nuestro siguiente destino.   

SAFRANBOLU es un importante destino turístico para los turcos y la verdad que solo con llegar a la ciudad, entendemos por qué…. Es una ciudad ya grande, pero su parte vieja conserva un estilo arquitectónico otomano muy bien cuidado y con gran homogeneidad en su arquitectura, vamos, algo que no hemos visto en toda Turquía!! Resulta que un político avispado, en la la década de los 70 estableció un ambicioso plan urbanístico en la ciudad del que todavía hoy se recogen sus frutos. Las casas de madera, muchas de ellas encaladas, están muy bien cuidadas dotando a la ciudad de un ambiente encantador. Además, hay varias casas que se pueden visitar por dentro, para entender cómo era la vida de los otomanos en los siglos XVIII y XIX.







Comemos lo primero en un restaurante recomendado en Tripasvisor una estupenda pasta casera con salsa de almendras y unas albóndigas a la plancha muy ricas. Para acabar, un postre típico hecho de azafrán. El nombre de la ciudad viene del azafrán, ya que fue un importante productor de esta planta en la época otomana. 



Hace muchísimo calor, así que después de remojarnos en la fuente, nos vamos a dar un paseo por la ciudad. Hay cantidad de  locales comerciales enfocados al turismo, turismo eminentemente local. Gemma hoy está fatal con el calor, así que la ruta la hacemos rapidita, pero lo que vemos nos gusta mucho. 



Mientras ella descansa con la perra, yo entro en una de las casas museo que se pueden visitar, la casa de Kaymakamlar.





La casa es una preciosidad y está todo muy bien conservado. Han hecho una reproducción con maniquíes de la vida cotidiana que se desarrollaba en cada una de las estancias. Las escenas están protegidas con cintas para no pasar, algo que los turcos se saltan a la ligera y están todos haciéndose fotos abrazados a los maniquíes… ;-)

Esta, como tantas otras, son anécdotas que muestras como pasan los turcos de las normas... Cuando vamos ya de vuelta al coche, HIru defeca en medio de la acera y, como siempre, sacamos una bolsa para recogerlo y tirarlo. Hemos observado en todo Turquía que cuando hacemos esto, nos miran con cara rara, pero esta vez una familia se para a nuestro lado observándonos con una mezcla de asco y sorpresa y el padre, en un intento de asesorarnos, nos llama y por gestos nos hace ver que debemos tirar la bolsa con las heces al cauce del río que transcurre por la villa.... Tremendos estos turcos!!

Ya en el coche cogemos destino Estambul, donde nos gustaría llegar a dormir hoy, aunque tenemos un buen trayecto (4.30h). Mientras nos turnamos para conducir, vamos trabajando en cosas del viaje, haciendo blog y organizando fotos y vídeos.                                           


Llegamos a Estambul al atardecer y de nuevo nos sorprende un maravillo sol rojizo que alumbra toda la ciudad... Los atardeceres esn Turquía están resultando alucinantes!!

  La entrada es la de una ciudad moderna llena de atractivos rascacielos.  El tráfico es fluido,  pero a pesar de todo nos cuesta más de 40 minutos acceder a la zona céntrica, y es que Estambul tiene más de 15 millones de habitantes y una extensión enorme!



Vamos lo primero un parking de caravanas que está cerca del centro, pero está petado y nos tenemos que ir por falta de sitio. Gemma, que es muy lanzada, decide probar en los parkings del pleno centro de la ciudad y, aunque el primero está lleno y en el segundo no dejan aparcar furgonetas, un hombre amablemente nos indica que hay un tercero donde podemos aparcar, así que allí vamos, con tan buena suerte que encontramos sitio. Este parking está a 200 metros de la entrada del Palacio de Topcapi y a 400 de la entrada de Santa Sofía. Vamos, que mejor situados, imposible. La pega es que está en pendiente, aún así decidimos no perder la oportunidad y dormir un poco de lado por una noche, que al final serán dos. Otro amable chico nos indica que el que cobra el parking vendrá por la mañana, pero que podemos dormir ahí si no elevamos el techo, así que montamos la furgo para dormir dentro y nos vamos a dar una vuelta por Estambul de noche.





La verdad que el acceso a la zona centro no puede ser más atractivo. Las dos grandes mezquitas, Santa Sofía y la Mezquita azul, están profusamente iluminadas mostrando a las claras toda su majestuosidad. La noche es de temperatura agradable y nos damos un buen paseo nocturno por la ciudad que nunca duerme!!

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