8 de agosto 2023. ESTAMBUL

 

Lugar de pernocta en Estambul.

La noche la pasamos mejor de lo previsto y decidimos ir a buscar un restaurante para desayunar tranquilas. La mayor parte de los bares de la zona tienen terrazas arriba desde las que se ve el Cuerno de Oro, un saliente del Bósforo que se mete en la ciudad, y el mismo Bósforo. Es una pena que no podemos subir con la perra, así que nos quedamos en la terraza que da a la calle y disfrutamos de unos cruasanes con mantequilla y mermelada que nos saben a gloria, aunque el café es pésimo y muy caro (casi 3 euros!!!)…. Acostumbradas a los bajos precios de Turquía, los precios de Estambul  (al menos en su parte turística) nos parecen un despropósito.

Tras el desayuno decidimos ir lo primero a ver la Mezquita Azul. Todos los monumentos abren a las 9, las dos mezquitas tienen la entrada gratuita y se forman unas colas terribles en todos ellos. En la Mezquita azul, sorprendentemente, no encontramos demasiada cola y podemos entrar por separado, ya que una se tiene que quedar con la perra fuera. Esta es la mezquita que más nos ha gustado por dentro, sus azulejos azules (de ahí su nombre) son espectaculares. Se ve en pocos minutos, ya que solo se puede acceder a la sala principal de rezo. En las horas de rezo la mezquita se cierra.






De ahí intentamos ir a Santa Sofía, pero ya hay una cola impresionante, y decidimos dejarlo para mañana. La zona centro con la enorme plaza que une ambas mezquitas, la muralla del palacio, el hipódromo y sus columnas… es espectacular. En poco espacio hay cantidad de grandiosos monumentos y la zona tiene una gran luminosidad. Nos gusta mucho. Además, los turcos son amables y encantadores también aquí y no se percibe un ambiente agresivo a la caza del turista, como ocurre en otras zonas tan turísticas. Aquí te hablan con simpatía y sin estrés y no son nada pesados. Nos sorprende gratamente.


Columna serpentina

Columna de Constantino

Obelisco egipcio

HIpódromo

Fuente alemana

Mausoleo del Sultán Ahmed I

                                                     Mausoleo del Sultán Ahmed I


Fuente de Ahmed III


Paseamos por toda la zona centro y decidimos acercarnos al Gran Bazar antes de comer. Está a unos 11 minutos andando del centro. Nuestro gozo en un pozo cuando llegamos y nos dicen que la perra solo puede entrar con bozal…  el cual está en la furgo, claro.

Decidimos ir a buscar un sitio bueno para comer, hace ya mucho calor. Vamos al Eagles, valorado con 5 estrellas en Tripadvisor. Y de nuevo no falla…  Decidimos probar comidas turcas nuevas que ya nos habían llamado la atención: una especie de empanadillas redondas rellenas de carne picada (no recordamos los nombres), unos rollitos de hoja de parra rellenos de arroz y unas verduras al curry que estaban de muerte!! Comimos muy bien. Además, tenían cerveza!!!!



El disfrute de la comida se nos truncó cuando al volver del baño me di cuenta de que la perra no estaba debajo de la mesa. Gemma no se había dado cuenta y la perra al ver que me había ido yo, se había despertado despistada y se había ido a la carrera en nuestra búsqueda (Gemma le había quitado la correa). El susto fue morrocotonudo, menos mal que los vecinos de mesa nos dijeron por donde se había ido corriendo y pudimos seguir su pista. La encontramos una calle más abajo, había cruzado una carretera con tranvía y todo… menos mal que la encontramos pronto. Se nos pierde en Estambul y no la encontramos seguro, además de que nos la matan los otros perros… qué horror!

Con el susto todavía en el cuerpo y sufriendo el intenso calor, decidimos ir a descansar a la Rotxeta y coger el bozal para poder ir al Gran Bazar. Sorprendentemente se ha levantado un viento fresco muy agradable y en la furgo abierta se está de maravilla, así que nos echamos una estupenda siesta.



Después nos vamos caminando al Gran Bazar que nos decepciona y agobia a partes iguales. El edificio sí que es muy bonito y los techos pintados le dan un ambiente muy señorial. Pero esto ya no es en realidad un bazar, es un centro comercial en toda regla!! Eso si, enorme!! Está lleno de tiendas, por secciones de joyería, piel, lámparas, etc. Si tienes ganas de comprar supongo que este es tú sitio. Nosotras que buscábamos ver el ambiente típico de un zoco, nos sentimos decepcionadas. Además, había mogollón de gente y con la perra no era nada cómodo caminar.



Las reacciones que desencadena Hiru son dignas de mención… Genera miedo y atracción a partes iguales, pero pocos se quedan indiferentes ante ella. Es un tipo de perro que no se ve en Turquía, donde los perros son generalmente grandotes y de pelo corto con colores claros. Luego se ven algunos de raza, como cockers o caniches, pero nada más. Hiru genera muchísimas reacciones, los niños se acercan sin parar para tocarla y algunos de van huyendo… Cuando está descansando y saca la lengua relajada, se parten de risa! En fin, era para haber ido detrás con una cámara grabando sus reacciones…

Del Gran Bazar nos fuimos al Bazar de las Especias y tres cuartos de lo mismo. Para llegar de uno al otro tienes que atravesar calles comerciales abarrotadas de gente y el de las especias tiene un edificio bonito, pero las tiendas están ya muy occidentalizadas y han perdido todo el encanto que supongo tendrían en otros tiempos remotos…





Nos tomamos un Cay (el te turco) y unas panochas de maíz a la salida del Bazar. La ciudad está llena de puestos callejeros que venden maíz asado o hervido y castañas y otros que venden el típico pan redondo turco, que puede estar rellenado de chocolate o no.

Tras descansar un rato nos fuimos paseando por la costa del cuerno de oro, que está al lado del Bazar de las Especias. Queremos buscar de dónde salen los ferries para cruzar mañana con la furgo y ver un poco del Bósforo, pero al final decidimos dejarlo para una próxima ocasión. Si cruzamos tendremos que volver a pasar a la parte Europea para seguir ruta y en los próximos días tenemos que cruzarnos toda Grecia y no nos apetece ir corriendo. A Estambul volveremos a pasar unos días sin perra y sin camper.



De vuelta a nuestra casita nos compramos una cajita de Batlava de diferentes tipos. Es el típico dulce turco a base de hojaldre bañado en un sirope y relleno de frutos secos, generalmente pistacho, pero pueden llevar nueces o avellanas. Nos dan a probar también uno de chocolate que está buenísimo, así que cogemos un poco de cada.

Tras dejar las cosas en la furgo nos vamos a buscar un lugar para cenar cerca ya que llevamos todo el día caminando y estamos agotadas. Muy cerca tenemos una calle llena de restaurantes, así que elegimos uno de ellos un poco al azar. Luego vemos que está bien valorado en Tripadvisor, pero de nosotras recibirán una mala crítica…  La comida es bastante mediocre y es el más caro de todos los restaurantes que hemos comido en Turquía, 20 euros por persona!! (Restaurante Albura Kathisma).

Derrotadas después del intenso día, nos vamos a descansar a nuestra casita rodante.

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